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PISO MÓVIL

Desde sus inicios ha sido de vital interés para CORTOCINESIS, desarrollar paralelamente a la actividad coreográfica, una propuesta de entrenamiento técnico que logre cualificar individualmente a cada intérprete pero que al mismo tiempo visibilice la construcción de un lenguaje de movimiento propio para la compañía.
Nos encontramos entonces con la tarea de reconocernos y entendernos en la diferencia; igualmente por gusto y necesidad propiciar esta investigación. Es así como desde hace 8 años, se inicia la construcción de un sistema de entrenamiento (piso móvil) abordado como un laboratorio permanente en el que se experimenta, discute, aclara, discierne y especializa de forma práctica el discurso del cuerpo y del movimiento, disponiendo efectivamente a cada bailarín para el aporte creativo, la construcción coreográfica y la puesta en escena, es decir, desde este espacio fortalecemos la práctica en función de lo que significa el ejercicio profesional de la danza.

El Sistema de Entrenamiento Piso Móvil toma el suelo como el primer material en contacto con el cuerpo del bailarín . Es allí donde se desarrollará el desplazamiento, la relación de soporte, motor de impulso y engranaje, los deslizamientos, la creación de trayectorias de movimiento y el desarrollo de nuevos mecanismos de coordinación basados en la superficie horizontal. Sensibiliza la simultaneidad de todas las partes del cuerpo en el movimiento y de su dirección en el espacio. Construye un tipo de ejecución donde el « tono » muscular tiende a un tipo de coordinación motriz en la fluidez, la continuidad y la potencia. Gracias al sentido del tacto, el piso prepara al bailarín al contacto con un segundo material de menos densidad, mucho más frágil, más móvil y vertical: el cuerpo del otro. El cuerpo del otro nos permite la experimentación de su volumen, de su consistencia, de su transformación al atravesarlo, de la sutileza para expresarle las direcciones que emprendemos en el espacio y en consecuencia, explicar la fuerza de nuestra intención mas que aplicar una fuerza real. Esta etapa nos prepara en definitiva a entrar en contacto con nuestro tercer y ultimo destino: el aire.

 

 

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ESCRITURA DEL MOVIMIENTO IMPROVISADO

El aire, nuestro ultimo material, enriquece la percepcion de la simultaneidad, continuidad y fluidez y nos especializa en la capacidad de ubicación trayectoria y velocidad de las partes de nuestro cuerpo en el espacio (propriocepcion). Nosotros concebimos el cuerpo como un instrumento quirúrgico que actúa en el espacio (cortar, penetrar, extraer, empujar halar, manipular, recorrer, etc). En la Escritura del Movimiento Improvisado, escribir se refiere a imprimir sobre un soporte una idea. Si nuestro soporte es el espacio, nuestra escritura se propaga gracias a nuestro cuerpo y su manera de trazar en dicho espacio. La improvisación pone en juego esta capacidad, al tiempo que nos presiona para llevar a cabo nuestras ideas. En consecuencia, cuando hablamos de E.M.I. no nos referimos solamente a la línea o dibujo a través del cuerpo sino también a la carga del trazo, a la intencionalidad de una acción, a su resonancia (respiratoria, percusiva, vocal) y por ende a su profunda consecuencia teatral. Esta experiencia será palpable a través de la improvisación que pondrá en juego nuestras herramientas motoras al mismo tiempo que nuestra “intuición” teatral.

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Actor motor

El aire, nuestro ultimo material, enriquece la percepcion de la simultaneidad, continuidad y fluidez y nos especializa en la capacidad de ubicación trayectoria y velocidad de las partes de nuestro cuerpo en el espacio (propriocepcion). Nosotros concebimos el cuerpo como un instrumento quirúrgico que actúa en el espacio (cortar, penetrar, extraer, empujar halar, manipular, recorrer, etc). En la Escritura del Movimiento Improvisado, escribir se refiere a imprimir sobre un soporte una idea. Si nuestro soporte es el espacio, nuestra escritura se propaga gracias a nuestro cuerpo y su manera de trazar en dicho espacio. La improvisación pone en juego esta capacidad, al tiempo que nos presiona para llevar a cabo nuestras ideas. En consecuencia, cuando hablamos de E.M.I. no nos referimos solamente a la línea o dibujo a través del cuerpo sino también a la carga del trazo, a la intencionalidad de una acción, a su resonancia (respiratoria, percusiva, vocal) y por ende a su profunda consecuencia teatral. Esta experiencia será palpable a través de la improvisación que pondrá en juego nuestras herramientas motoras al mismo tiempo que nuestra “intuición” teatral.

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